LAD_HOJAS

LAD_HOJAS

Documentación gráfica

Como encuadre general del proyecto, a continuación se presenta una visión general de los casos de bóvedas de ladrillo por hojas que hemos identificado hasta ahora en la cuenca mediterránea, desde una perspectiva global, no caso a caso, sino intentando entender cuáles fueron los principales focos de esta técnica histórica en la cuenca mediterránea, y cuáles son sus características más relevantes. Es el resultado del trabajo general de todo el equipo del proyecto, materializado en una comunicación para el V Congreso Hispanoamericano y XIII Congreso Nacional de Historia de la Construcción, celebrado en Santo Domingo en marzo de 2024, presentada por Ana López Mozo, José Calvo, Miguel Ángel Alonso, Licinia Aliberti y Ana González Uriel.​

El propósito del proyecto es, por un lado, estudiar esta técnica histórica desde sus fuentes, tanto escritas como, por supuesto, construidas, para poder determinar qué formas, qué aparejos y qué modos de construir se utilizaban en el marco de la cuenca mediterránea, y contribuir a precisar cómo se efectuó la transmisión. Por otro lado, el proyecto pretende estudiar las posibilidades de incorporación de parte de esta técnica a la práctica actual de la construcción no solo en el ámbito de la cooperación. Es decir, aprender del pasado para mejorar nuestro futuro, recuperando técnicas que supongan no solo una opción de coste económico bajo, sino también sostenible y de baja huella de carbono.​

Se trata de una técnica que permite construir rápido y barato, y abunda no solo en grandes edificios públicos o singulares, sino en construcción doméstica. En cualquier caso, y especialmente tratándose de viviendas, una catalogación exhaustiva es inviable: lo que pretendemos es tener localizados el nº suficiente de casos relevantes para sacar conclusiones. El trabajo, además, está todavía en desarrollo.​

Disposiciones básicas para formar un cañón con bóvedas de ladrillo.​

El ladrillo dispuesto radialmente, con su tabla alineada con el eje del cañón, forma un aparejo que tiene en el intradós hiladas rectas horizontales, que en España se denomina bóveda a rosca, aunque en algunos lugares este término designa otra cosa, o aparejo a sardinel. Necesita cimbra para su construcción, al menos a partir de un cierto nivel​.

El ladrillo dispuesto de plano, de forma que el intradós del arco o bóveda está formado por  sus tablas, se denomina en España bóveda tabicada (tile vault o timbrel vault en inglés). La primera rosca se toma con yeso y no necesita cimbra​.

Finalmente, si el ladrillo se dispone con su tabla vertical o ligeramente inclinada, forma un aparejo que se denomina tanto en Eapaña  como en Francia por hojas, que tampoco requiere cimbra. Este tipo de disposición es en el que se centra nuestro trabajo​.

Los ejemplos más antiguos, de adobe, se localizan en Egipto hacia el 3.000 a.C. Empleando ladrillo, el imperio bizantino hizo un uso extraordinario del sistema, que se expandió por toda la cuenca mediterránea. Desde España y Portugal habría saltado a México: hay constancia, por ejemplo, de maestros extremeños, buenos conocedores de la técnica, trabajando en el proyecto de la catedral de Puebla. En México la tradición sigue especialmente viva hoy en día. ​

El trabajo del proyecto comienza en Bizancio, que es la primera zona donde, especialmente a partir del siglo VI, se produce una explosión de ejemplos que siguen además un sistema consistente, y eso es precisamente lo que hemos valorado para considerar la existencia de un foco. ​

Después, hemos identificado un segundo foco muy relevante en España en la zona de Toledo, entre los siglos XII y XVI, con bóvedas más bien redondeadas. ​

Creemos que un tercer foco podría estar en el suroeste de la península Ibérica entre los siglos XV y XVIII, con un gran predominio de bóvedas de arista​.

Finalmente uno en el norte de Italia ya en el siglo XIX, con bóvedas muy rebajadas, especialmente en la ciudad de Turín.​

Nos hemos enfrentado entonces a la revisión de un total de 190 bóvedas en 51 edificios de estos 4 focos, en las que se ha analizado forma y aparejo a partir de una réplica digital tridimensional precisa. No hemos considerado bóvedas pequeñas, como nichos o troneras o pequeñas escaleras. En el trabajo de levantamiento y análisis han participado, aparte de los autores, otros miembros del equipo del proyecto.​

Para entender las características de un conjunto tan grande de casos sin entrar en las particularidades de cada bóveda, hemos buscado parámetros determinantes,  que permitieran distinguir aspectos fundamentales tanto de su forma general como de su aparejo.​

Hemos catalogado por un lado el tipo de planta, que no es trivial, porque indica entre otras cosas la capacidad de adaptación de cada tipo a configuraciones complejas: la abundancia de plantas trapezoidales, por ejemplo, indica que el sistema en cuestión es muy versátil porque es capaz no solo de cubrir plantas regulares cuadradas, sino también rectangulares, y, además, puede resolver cualquier planta cuadrangular. Una bóveda de cañón no resuelve bien una planta cuadrangular y una de arista cilíndrica requiere ajustes incluso para una rectangular.​

En cuanto a la forma general, se han intentado catalogar los tipos encontrados, cuestión harto difícil, porque estas construcciones no suelen dar como resultado una forma geométrica muy precisa por su construcción sin cimbra de apoyo, y además son el resultado de una forma eficaz de construir más que de una concepción geométrica previa. Aun así, se ha visto que la forma general tiene particularidades en cada foco, por lo que se ha considerado relevante catalogar este aspecto. Se han identificado bóvedas de cañón, de arista bizantina, de arista cilíndrica, redondeadas (aunque no exactamente esféricas) y lo que hemos llamado esquifadas, aunque hemos englobado ahí también bóvedas que son más bien de trompas, sobre bordes rectos y también sobre arcos.​

También se ha valorado el desarrollo en altura, calculado la relación flecha/luz, que cuando es reducida permite cubrir espacios con poco desarrollo en altura y por tanto conecta con las posibilidades de incorporar esta técnica a determinados aspectos de la práctica actual de la edificación y suele además comportar ahorro de material. ​

Finalmente, otra cuestión que hemos identificado como diferenciadora entre unos focos y otros es el tipo de proyección en planta de las hiladas aparentes. Creemos que delimita dos grandes grupos de aparejos en las bóvedas por hojas: si son rectas, como en la ortofoto de la izquierda de una bóveda de Santa Sofía, esas hiladas aparentes se desarrollan en planos verticales, y la hoja completa puede encajar con un plano vertical o con un cono de eje horizontal. Por otro lado, si la proyección en planta es curva, puede tratarse de hojas planas inclinadas, conos de eje inclinado, y también de hojas alabeadas.​

Se ha preparado documentación gráfica que permita entender la configuración general de forma y aparejo para un conjunto grande de casos. Por un lado, planta con líneas de nivel cada 5 cm que explican gráficamente la forma general de la bóveda en un solo dibujo. Como decíamos, nos enfrentamos a formas no geométricamente perfectas​.

La configuración de las líneas de nivel de una bóveda de arista cilíndrica, una de arista bizantina y una bóveda vaída, por ejemplo, hace patente la forma de cada una: en la primera se trata de líneas rectas paralelas, en la última círculos, y en la bizantina podríamos decir que las líneas de nivel siguen un patrón intermedio entre las anteriores.​

Para hacer más patentes las diferencias, hemos resaltado en negro la línea de nivel a la altura de las claves de los arcos perimetrales.​

En cuanto a su forma general, se trata de bóvedas de cañón y fundamentalmente bóvedas de arista bizantinas, una concepción particular a medio camino entre la bóveda de arista cilíndrica y la bóveda vaída. Choisy sintetiza lo que denomina “trazado bizantino” en una bóveda de planta cuadrada, arcos perimetrales de medio punto, altura de la clave respecto a las de los arcos perimetrales de 1/10 de la luz, y sección diagonal escarzana.​

Por otro lado, hemos preparado ortofotos de las plantas, para permitir la identificación de la organización del aparejo. ​​

En Bizancio tendríamos el primer foco relevante desde el siglo IV, que alcanzaría su cumbre hacia el siglo VI con un sistema consistente para abovedar con bóvedas de arista. Allí encontramos bóvedas por hojas que cubren plantas irregulares sin problema, aunque destaca el uso de planta rectangular y siguen un sistema de hiladas aparentes prácticamente siempre verticales.​

Líneas de nivel​.

Estas son las ortofotos de las plantas, para poder apreciar la disposición del aparejo en planta​.​

La forma de la planta presenta irregularidades en muchos casos, que el aparejo resuelve sin problema​.​

Estos serían sus números para el foco bizantino. La forma más común es la que se ajusta a la bóveda de arista bizantina mencionada, con un 54% de los casos; un 26% encaja con la forma de bóveda de cañón, y un 18% tiene forma redondeada​.​

El siguiente foco importante podríamos considerar que surge en España en la zona de Toledo entre los siglos XII y XVI, con dos tipos especialmente significativos. Por un lado, encontramos bóvedas aparentemente vaídas, mayoritariamente de planta rectangular, aunque sin ajustarse fielmente a una superficie esférica, con aparejos de hiladas aparentes verticales, que se proyectan según rectas en planta, como la que vemos a la izquierda.​

Por otro, en el ámbito del barrio judío de la ciudad, encontramos en los baños subterráneos bóvedas ochavadas sobre planta cuadrangular, con hiladas aparentes también en planos verticales​.​

Hemos medido 59 bóvedas. Las líneas de nivel indican ya que son redondeadas, pero no perfectamente esféricas​​.​

En cuanto a la organización del aparejo, todos los casos muestran hiladas aparentes que se proyectan como rectas en planta, y alineación de las caras de los ladrillos con la superficie de la bóveda, sin resaltos, lo que indica una disposición por hojas cónicas. La mayoría de las hiladas aparentes tienen una traza circular, pero sus centros no están alineados sobre un eje horizontal, lo que indica que posiblemente no fueron construidas con cintrel. ​

La planta es mayoritariamente rectangular y la forma encaja con bóvedas aproximadamente vaídas o redondeadas en un (83%), aunque ninguna se ajusta perfectamente a una esfera, quizá para adaptarse a condiciones de planta, arcos perimetrales y secciones transversales muy diversas. Sin embargo, no se aprecia a simple vista que no se trate de superficies esféricas. ​

Como en este caso. Las plantas son muy similares, pero los arcos perimetrales son muy diferentes, en posición y desarrollo, y la sección transversal también.​

En el SO de la península Ibérica encontramos el tercer foco relevante, fundamentalmente activo entre los siglos XV y XVIII, especialmente concentrado en el norte de Extremadura y el Alentejo portugués, con bóvedas de cañón y especialmente de arista, con forma más parecida a las bizantinas que a las bóvedas de arista cilíndricas, y con ejemplos muy rebajados en altura​.​

Como esta de Cáceres​.​

Los casos muestran plantas muy irregulares y un amplio repertorio de arcos de embocadura y secciones transversales, lo que, unido a un sistema fácil de ejecutar y barato, explicaría el éxito del sistema y la gran abundancia de ejemplos. ​

En el SO de la Península Ibérica la forma general más común es la bóveda de arista, con un 81% de los casos, pero del tipo que se viene denominando bóveda de arista extremeña, que tiene más que ver con las bóvedas bizantinas que con la bóveda de arista canónica resultante de la intersección de dos cañones. ​

Todas las bóvedas estudiadas en esta zona presentan hiladas aparentes que se proyectan en planta según curvas, con aparejos fundamentalmente cónicos. Con frecuencia en las bóvedas de arista, el aparejo cambia en las diagonales, con lo que se denomina por allí pechinas o espigas.​

El último foco relevante de la cuenca mediterránea podríamos localizarlo en el norte de Italia, quizá en conexión con otros casos centroeuropeos de bóvedas sobre nervios con aparejo de la plementería resuelto por hojas diagonales. Es importante señalar la especial abundancia de casos que se pueden encontrar en el siglo XIX en Turín​.

La ciudad está repleta de bóvedas por hojas, algunas esquifadas y otras más redondeadas​.

Estos son sus números​​.

Con aparejo diagonal e hiladas aparentes verticales y también aparejo en abanico, con arcos perimetrales o sobre bordes rectos, con tirantes metálicos embebidos en la bóveda.  Son frecuentes no solo en planta baja o sótano, sino en plantas altas en edificios de viviendas. Sin embargo, tratados coetáneos publicados en el mismo Turín describen detalladamente su construcción con cimbra, cuestión que se adivina en algunos casos tras la simple contemplación de la forma, que no permite albergar hiladas curvas siguiendo arcos que puedan ir formando la bóveda sin cimbra.

Por el momento hay más casos de aparejo diagonal o, quizá podríamos decir también desde los rincones, especialmente en la cuenca mediterránea occidental. ​

En España en la torre Alfonsina de Lorca, sobre nervios en los puentes de Alcántara y San Martín en Toledo, y en la iglesia del Castillo de Calatrava la Nueva y en la iglesia de San Miguel en Brihuega. También en las bóvedas octogonales de los baños judíos de Toledo. También con un aparejo desde los rincones hay bóvedas en la Torre del Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba y en uno de los pórticos de la iglesia de La Alberca en Salamanca. En la zona de Segovia hay ejemplos en el Palacio de Riofrío, con tirantes embebidos en los arcos, como en las bóvedas de Turín, y en la Real Fábrica de Cristales de La Granja. ​

Como conclusión, aun considerando que la identificación de casos es un trabajo todavía en proceso, los casos documentados hasta ahora constituyen una muestra relevante que permite identificar la existencia de cuatro focos con sistemas propios. Analizando la muestra en su conjunto, predominan las plantas rectangulares (58%) y trapezoidales (31%) y la forma general de arista que podríamos denominar bizantino-extremeña (46%).  Recordemos que la bóveda de arista cilíndrica presenta muchos problemas cuando trata de cubrir una planta rectangular, teniendo que resolverse por algún método el acuerdo entre dos cañones de radios diferentes. El tipo bizantino-extremeño estudiado, sin embargo, resuelve sin problema no sólo cualquier planta rectangular sino cuadrangular, por desigual que sea. ​

De las bóvedas que hemos encontrado con planta trapezoidal, el 79% son de arista bizantino-extremeña y el 21% redondeadas​​.

Podríamos decir, por un lado, que el desarrollo en altura de las bóvedas va disminuyendo progresivamente; desde los valores en torno a 0,50 (flecha/luz) de los focos de Bizancio y Toledo, se llega a un valor medio de 0,32 en el suroeste de la península Ibérica, con datos particulares de 0,22 y 0,23 en varios casos, y se baja hasta un valor medio de 0,14 en Turín, aunque probablemente con cimbra en este último caso, en lo que podríamos calificar como el epílogo de la técnica en la cuenca mediterránea.​

El foco del suroeste de la península Ibérica merece una atención especial. Aunque las plantas rectangulares predominan en los otros tres focos, en este son mayoritarias las trapezoidales (51%), que, como decíamos, hablan de la versatilidad del sistema para adaptarse a condiciones de contorno complejas. Si en los datos de desarrollo en altura excluimos las bóvedas de Turín por considerar que allí se construían con cimbra, las bóvedas del suroeste de la península Ibérica habrían conseguido alcanzar los valores más bajos. Habría que estudiar en estos casos la posible influencia no sólo de su forma, sino también del uso de aparejos de las hojas específicos de esta zona, frecuentemente según conos cóncavos, que serían más fuertes desde un punto de vista estructural (Paredes 1883; Rabasa et al. 2020) y aparejos particulares en forma de espiga en la zona de las aristas.​

El progreso de la transmisión de esta técnica en la cuenca mediterránea es difícil de precisar. Se han identificado similitudes entre Bizancio y el foco del suroeste de la península Ibérica, fundamentalmente en lo que se refiere a la forma de arista bizantina; el aparejo, sin embargo, muestra diferencias, con hiladas aparentes curvas y aparejos específicos en las aristas en la península Ibérica mientras que en Bizancio se configura con hiladas aparentes verticales. Por otro lado, es sorprendente la falta de similitudes entre el foco de Toledo y el del suroeste peninsular; tan cerca y tan lejos en cuanto a forma y aparejos. ​